XVI (Dieciséis)
Síntoma y Angustia
Que pasará en el momento
que se agoten las hojas
y pizarras de tiza polvorienta
cuando se acabe el contenido
y ya no tenga más que contarte
de esta teoría absurda del por qué
quedarte conmigo es siempre
una posibilidad de lo idílico
un sueño que fragmento
en el discurso amoroso mismo.
Pareciera que hay algo perdido
detrás de los seminarios de mí angustia
una falta que se hace presente
en esta fantasía del olvido.
Digo, y al decir mí voz se suicida
suturada del eco silencioso
alojado en tu escucha distendida,
me gustaría ser vos, confieso.
Pero, a todo esto, ¿Qué hago
ante la remota chance de que no?
De que algo no contente
y no satisfaga esta sed cruenta
Esta sedienta bestia que me estruja
y acecha, fantasmagórica esta noche
a solas conmigo, mí voz y vos.
Entonces, me ofendo porque
como el niño que carece de sintagma
no tengo una voz que se haga carne,
mí cuerpo es el otro, es deseo ajeno.
¡Yo!, El poeta que no sabe transmitir
y quizá por eso haga del papel
una catarsis enmascarada en
la poesía que interpela siempre,
a un otro dispuesto a.
Que problema la disposición
porque implica poder indisponerse,
no estar puesto en tiempo y forma.
El tiempo y la forma se pierden
porque no todo logra ser como
uno pretende que la cosa sea.
La cosa soy yo, no me nombro
porque quizás mañana ya no sea
y si no soy yo mañana, ¿Qué quedará,
de mis ensayos volátiles durante
la noche que nos envuelve?
Ya no tendría tampoco al otro
es por vos qué probablemente viva,
y la posibilidad solo se abre
cuando hay negociación de por medio.
y la posibilidad un poco se acaba
cuando la negación es por miedo.
Comentarios
Publicar un comentario